El día después de mañana

 Por Hugo Freyre

“Si abrimos una pelea entre el pasado y el presente, nos encontraremos con que hemos perdido el futuro”. Winston Churchill.

Había una película hace ya algunos años que sirve como título para el artículo que desarrollaré a continuación. No recuerdo, con total sinceridad, si alguna vez tuve la oportunidad de mirarla. Sin embargo, me parece oportuno utilizar el título para ilustrar la coyuntura, la cual nos interpela a enfocarnos en lo que sucederá luego de las elecciones, hablando tanto de las PASO como así también de las generales en Noviembre. En este esquema, es donde luego de las promesas de campaña en donde se nos invita a vivir un futuro mejor, viene la hora de la verdad, entendiendo a la misma como el tiempo donde deben materializarse las citadas propuestas en hechos concretos que les mejoren la vida a las personas.

En este marco es donde visualizamos a la macroeconomía como un hecho de la realidad que irrumpe y no pide permiso. La economía, como cualquier otra ciencia, discurre en el tiempo y no entiende de tiempos eleccionarios. Podés tener una cesta de precios congelados, tales como las tarifas públicas, o un esquema de “cepo hard” para la compra de dólares, evitando que la divisa estadounidense se te “escape” justo antes de las elecciones. Sin embargo, esta posibilidad no saca de la escena el hecho de que los precios relativos de la economía pierdan el eje, y con esto, la referencia que todo agente necesita para tomar decisiones.

Mañana. Vamos a tomar como una metáfora al mañana pensando en los escenarios que pueden desencadenarse luego de las elecciones. Un resultado favorable para el oficialismo, es decir, aquel que le permita obtener las mayorías, lo habilitaría a avanzar en la agenda de gobierno de forma más veloz, ya que no precisaría de acuerdos en el Parlamento, y en este sentido, las leyes que saldrían serían el correlato de la visión de país que tiene el Frente de Todos.

En otro sentido, si la oposición logra un buen resultado, equilibrando las fuerzas en el Congreso, sería la muestra cabal de que el soberano está desaprobando la gestión del oficialismo, y visualiza un país distinto en términos de políticas públicas necesarias para cambiar la estructura de la Argentina. En este marco, siempre en una democracia la última palabra la tiene el ciudadano con su voto, y en este escenario, es donde estas elecciones de medio término pueden marcar una bisagra para los próximos años.

El día después de Mañana. Las cartas que juegan los distintos partidos políticos están sobre la mesa. En lo estrictamente económico, el oficialismo apunta al consumo, alzándose con la bandera de un sendero a la baja de la inflación (pero muy por encima de la meta del 29% propuesta en el presupuesto) y con ciertas mejoras en el esquema impositivo para los trabajadores. Por otro lado, también se enfoca en aumentar la ayuda social, cuestión relevante en un contexto inflacionario, donde el precio de los alimentos tiene importantes aumentos.

Por último, apuntando contra Macri como principal responsable de la herencia económica recibida. En este punto es relevante recalcar que la deuda es hija del déficit fiscal. Si un estado cubre sus gastos con sus ingresos, la toma de deuda no es necesaria, excepto que, por ejemplo, quiera tomarse un crédito para afrontar alguna inversión en infraestructura que mejore las condiciones de competitividad del país.

El hecho de pasarse la pelota entre “el vos me dejaste” y “yo te deje” es una pérdida de tiempo inmensa, no sumando a encontrar soluciones ya que llegamos hasta aquí producto de un proceso acumulativo de deterioro económico y social, lo cual se traduce en mayor cantidad de pobreza e indigencia. Lo que verdaderamente nos puede sacar del estancamiento que viene sufriendo Argentina desde ya hace una década, es el hecho de tener un plan económico que marque los principales lineamientos a seguir, y este dentro de un marco de confianza y credibilidad. Y en este sentido, es vital que “el día después de mañana” los distintos representantes elegidos por el pueblo se sienten en una misma mesa para acordar el rumbo de nuestro país en los próximos años.

Para que las políticas públicas y medidas que se quieren implementar tengan el efecto buscado, es de suma importancia la credibilidad. Por ello, la gente no necesita discursos efusivos ni promesas incumplibles, sino por el contrario, precisa racionalidad, pragmatismo y verdad.

Para que la única salida no sea Ezeiza, los jóvenes necesitan recobrar la esperanza, y para ello es vital crear las condiciones para que puedan tener una salida laboral rápida y que les permita vivir dignamente, así como también, un horizonte más próspero, donde el mérito y el esfuerzo sean los motores para lograr una independencia económica y puentes en orden a construir un proyecto de vida.

Por último, es necesario recobrar el mensaje de nuestros abuelos y los inmigrantes que vinieron a estas tierras en busca de oportunidades. Para progresar, el único camino es capacitarse y trabajar. Hasta ahora no existe ninguna teoría que demuestre que imprimiendo billetes y poniendo plata en la calle un país puede crecer sostenidamente y generar oportunidades genuinas para sus habitantes.

Para cerrar, cito una frase de Menotti que fue dicha por Marcelo Bielsa, lo cual puede ilustrar lo expuesto: “el que pisa el jardín evitando el ángulo de 90 grados, pisa la flor y llega más rápido. El que recorre el ángulo de 90 grados, tarda más pero no daña las flores”.

Es hora, que de una vez por todas, recorramos el camino más largo y no pisemos las flores.

 

Imágenes:

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3)        https://www.google.com/search?q=recorrer+el+camino+mas+largo+argentina&tbm=isch&ved=2ahUKEwjLh8qtwObyAhUgupUCHdhqBXYQ2-cCegQIABAA&oq=recorrer+el+camino+mas+largo+argentina&gs_lcp=CgNpbWcQA1D-pwJYk7MCYI-5AmgAcAB4AIABgwGIAesGkgEDOS4xmAEAoAEBqgELZ3dzLXdpei1pbWfAAQE&sclient=img&ei=SQU0YYu_NaD01sQP2NWVsAc&bih=657&biw=1366&rlz=1C1GCEA_enAR920AR920#imgrc=niyOkCbVwHb3HM