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IN-DEPENDENCIA

sábado, 17 de julio de 2021

 Por Hugo Freyre.

“Para defender la libertad se necesitan ciudadanos, no de café, sino de instrucción y elevación moral” José de San Martin.

A una semana de conmemorar el 9 de julio, fecha en la cual se recuerda en nuestro territorio nacional el día de la Independencia, este artículo intentará traer a la coyuntura la palabra que le da nacimiento a este artículo. Este hito de la historia argentina se remonta al año 1816, por lo cual se cumplieron 205 años desde aquella gesta patriótica. Romper las cadenas que nos ataban a los españoles, fue el primer paso de una nación que comenzaba a transitar su camino. En este sentido, es donde dicha emancipación permitió comenzar a delinear el sendero de la construcción de un país con el desafío de edificar un proyecto de nación próspera y pujante. Un país que en la actualidad, en cierto sentido, se encuentra rondando en una espiral de repetitivos problemas, por lo cual se hace necesario pasar a una fase de mayor madurez donde nos encontremos con nuevos problemas. Escapar de la precitada espiral se constituye como el mayor desafío que enfrenta la República Argentina en la actualidad, y en este marco, es donde la palabra independencia juega un rol fundamental, con la esperanza de construir y asentar las bases de un país mejor, que crezca y se desarrolle en forma sostenible, con mayor inclusión social y un faro de oportunidades para todo aquel que tenga el deseo de habitar este suelo.



Para ello, es imprescindible visualizar el pasado, no para anclarnos en el mismo, sino que, por el contrario, con el objetivo aprender de los errores y capitalizarlos en pos de construir un futuro distinto.

Trayendo el tema a la actualidad, analizaré en los próximos párrafos algunos desafíos que enfrenta la República Argentina en orden a romper ciertas cadenas para construir esa independencia que soñaron nuestros próceres.

Independencia externa. En este punto es donde se inserta la idea de romper las cadenas del financiamiento externo para afrontar gastos corrientes. Se vislumbra con ejemplos concretos como lo son la deuda contraída con el FMI y con el Club de París, que lejos de utilizarse para un desarrollo endógeno de infraestructura y equipamiento tecnológico requerido para dar el “gran salto”, se esfumaron en un esquema de financiar pagos de deuda adquirida con anterioridad, la cual resulta ser hija del déficit fiscal crónico del cual nuestro país no puede salir. Justamente, no es de liberal o de derecha decir que el país debe transitar hacia un sendero de equilibrio fiscal, ya que estos desbalances nos llevan a emitir o ir en busca de plata fresca al exterior. En este esquema, es donde carecemos de independencia en orden a delinear un programa económico que nazca desde las raíces argentinas, con su historicidad y problemas particulares. El FMI te presta dinero, pero en contrapartida tiene una receta que se aplica por igual a todos los países deudores, con pequeños matices, pero que sin embargo apunta a ordenar las cuentas fiscales, y tener una política monetaria y cambiaria que vaya en el sentido de acumular divisas.



En este orden de ideas, hablamos básicamente de un problema de financiamiento estructural. Ahora nos concentraremos en la economía real. Beneficiarse del sector externo significa, en cierto modo, atraer y fomentar inversiones que se instalen en la economía productiva, aquella que produce bienes y servicios, a través de mecanismos que se traduzcan en beneficios fiscales o que sean promotores de un plan de desarrollo de mediano y largo plazo. La inversión en la economía que se instala y crea puestos de trabajo genuinos es la más difícil de atraer, ya que depende de ciertos factores tales como tener una macroeconomía estable, un orden político e institucional y seguridad jurídica, entre otras cuestiones. En épocas de la cuarta Revolución Industrial, el advenimiento de la era del conocimiento, nos encontramos anclados en discutir sobre aspectos que ya deben estar más que asimilados, algunos como el tema de la propiedad privada, el fomento a la generación de riqueza y el desafío de poner a la educación en el centro de la escena nacional, con políticas que sean de mediano y largo plazo.

Independencia interna. En cuanto a este concepto, pienso que las dos principales herramientas para construir una sociedad empoderada son la educación y el trabajo. La asistencia social es una política pública relevante y necesaria, pero la misma, no puede sostenerse por un tiempo indefinido, sino que debe transformarse en un puente hacia la creación de empleos genuinos. Por otro lado, la educación debe apuntar a formar ciudadanos libres y que sean masa crítica para la Argentina que viene, y por otro lado, que se encuentren capacitados y puedan contar con herramientas para ingresar al mercado laboral del futuro.



 La realidad no pide permiso, y el resto de los países no van a esperarnos. Hay que subirse al barco del crecimiento y el desarrollo. Es necesario construir y tejer relaciones comerciales que potencien nuestras ventajas comparativas. La agroindustria es el principal motor de la economía argentina, ahora bien, es imprescindible diversificar y construir una matriz productiva que también sea un protagonista principal de la economía argentina. Esto es como tener a Messi en tu equipo y no rodearlo de los intérpretes necesarios para que él pueda explotar su talento. ¿Y si Messi se lesiona o no tiene un buen día? Tiene que aparecer Lautaro, Di María o Paredes.      

Si el clima no acompaña como pasó en el 2018, no deberías hipotecar ese año de crecimiento por no contar con instrumentos alternativos. Si la cosecha no es la esperada, no tendrías que quedarte sin reservas en el Banco Central. Si tus problemas son siempre los mismos y la culpa siempre es del otro, es necesario mirar puertas para adentro e indagarse que cuestiones se pueden mejorar. Eso se llama madurar

En este sentido, la historia nos interpela en estas fechas a pensar y repensar la construcción de nuestro país. Con su historia y su gente, Argentina es un país que tiene todo para explotar su potencial. Hay que reactivar esa llama interna, y la mejor manera es siendo independientes para tener la libertad de elegir nuestro futuro.


Imágenes:

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1 comentarios:

Unknown dijo...

Observar y analizar nuestra historia , nos invita a mirar nuestro presente y preguntarnos, cuáles son los factores que no nos permiten avanzar hacia un país que hoy tiene un 50 % de pobreza (por poner un porcentaje medio). Las reflexiones de Hugo Freyre nos invitan a observar algunas de esas posibles respuestas . Excelente .

 
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