Por Hugo Freyre
“Hay que reivindicar el valor de la palabra, poderosa
herramienta que puede cambiar nuestro mundo” William Golding
Cuando hablamos de una palabra, podemos asegurar
que la misma deriva del pensamiento. Luego, se transforma en una acción (o no)
dando lugar a resultados. En política, cuando una autoridad realiza una
declaración, marca un rumbo en uno u otro sentido, lo cual tiene como
contrapartida una respuesta de la sociedad. En este artículo, intentaremos
desandar el camino del impacto que puede tener la palabra cuando es motorizada
con acciones que responden a lo que se dijo, y por último, construir un futuro
en base a esta línea de pensamiento, transformando la realidad que hoy en día
nos ocupa.
La
importancia de la palabra. A través de la palabra se
manifiestan las ideas, y desde esta base se construyen los hechos y acciones
que se transforman en políticas públicas que marcan la agenda gubernamental. En
este marco, ir y venir con medidas, “manoseando” el valor de la palabra, y no
teniendo un horizonte claro, marcan un clima de incertidumbre que invade a
todos los órdenes de la vida. Es vital para lo que viene dejar de relatar la
herencia del pasado, y construir en base a la realidad. Nadie se encuentra
eximido de responsabilidad, ya que la coyuntura no es producto de los 4 años de
Cambiemos y la Pandemia, sino que es el resultado de muchos años donde se privilegió
el corto plazo por sobre la construcción de una República que se cimiente sobre
bases sólidas y consistentes. En este marco, la pobreza que continúa en ascenso
es una dinámica que se suscita por falta de una macroeconomía sana y estable,
donde la creación de empleo sea la piedra fundamental que saque a la gente de
la citada situación. Supimos ser un país donde la educación y el trabajo eran
los dos pilares que sostenían a una sociedad que se mantenía entre las
principales potencias del mundo; ¿Por qué no probar nuevamente transitar este
sendero? Si se muestran señales claras en este sentido, seguramente la sociedad
acompañará.
Es por ello, que nuestro pueblo necesita un
rumbo, y que la agenda del gobierno sea la misma que la del pueblo. Que reine nuevamente la empatía, construyendo
ese sentimiento en acciones concretas que marquen un sendero y que toda la
sociedad se encolumne en el mismo. La disgregación y la pelea nunca nos llevó
a buen puerto. No será fácil, ni rápido, pero es necesario cambiar el rumbo.
Una persona que tiene una empresa no se levanta de un día para el otro a
generar nuevos puestos de trabajo, sino que necesita tener un contexto para
hacerlo, incentivos, y estabilidad en las reglas de juego.
En este sentido, sirve de inspiración
visualizar el River de Gallardo. Es cierto que manejar un equipo es sumamente
distinto que llevar las riendas de un país. Sin embargo, extrapolando la
situación donde tuvo que atajar un jugador de campo en un torneo como la Copa
Libertadores, puede observarse que más allá de los nombres que entren al campo
de juego, se encuentra presente ese fuego
sagrado que impone el líder y como los jugadores responden. No necesitan
palabras, sino que ante una simple señal comprenden lo que tienen que hacer,
poniéndose al servicio del equipo. A veces me imagino que como sociedad estamos
partidos a la mitad, la defensa con un discurso y el ataque con otro, y ello
nos daña, ya que no logramos construir
para “ganar” y en contrapartida perdemos el tiempo repartiendo culpas.
Construyendo
futuro. Para construir futuro, hay que trabajar en el
presente. Y trabajar en el presente, significa desde mi opinión, articular los
diferentes sectores para construir políticas que sean eficaces y eficientes en
orden a las problemáticas que hoy en día debe afrontar la sociedad. Trabajar con
la mirada puesta en el bien común por sobre el individual. Respetar el valor de
las instituciones, ya que las personas pasan, pero las mismas quedan. En este
sentido, vivir en una República libre y democrática significa respetar los
límites que se imponen.
La falta de planificación es un error que
sistemáticamente cometió nuestro país a lo largo de su historia. Construir
futuro significa imaginar un país federal, con énfasis en las economías
regionales y el potencial exportador al cual pueden llegar.
Construir futuro, significa reivindicar el valor
de la palabra, y sustentarla con acciones concretas que apunten al bien común.
Imágenes:
2) https://www.google.com/search?q=construir+futuro&tbm=isch&ved=2ahUKEwjt6bbHpfLwAhUGNLkGHeOoBNgQ2-cCegQIABAA&oq=construir+futuro&gs_lcp=CgNpbWcQAzICCAAyAggAMgIIADIGCAAQBRAeMgYIABAFEB4yBggAEAUQHjIGCAAQCBAeMgYIABAIEB4yBggAEAgQHjIGCAAQCBAeOgQIABBDOgUIABCxAzoICAAQsQMQgwE6BwgAELEDEENQ7ZsCWPuyAmD3uQJoAHAAeACAAWmIAe4JkgEEMTUuMZgBAKABAaoBC2d3cy13aXotaW1nwAEB&sclient=img&ei=EPyzYO2hCobo5OUP49GSwA0&bih=657&biw=1366&rlz=1C1GCEA_enAR920AR920&hl=es-419#imgrc=6KSfB76k_Iw0iM
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