Por Hugo Freyre
“No hay otro modo de oír música que
prestándole atención. Pero prestársela a ella requiere descentrarla de nosotros”
Santiago Kovadloff
Se encuentra impuesta esa conocida frase en la cual se asevera que “los opuestos se atraen”. Pues bien, en este sentido, es para pensar las antinomias que se suscitan en la historia de nuestro país, aquellos “polos opuestos” que nos vemos “conducidos” a elegir o tomar partido. En este sentido, se planteó siempre como dos veredas opuestas, por ejemplo, “Campo o Industria”, “Estado o Mercado”, o viniendo al terreno coyuntural, “Buenos Aires o el interior”. En este marco, es como se desarrolló y se vive en nuestro país, planteando un "clásico futbolero" en materia decisoria, siendo que si te plantas en uno u otro lado tenés ideas que te definen y que muchas veces llevan a confrontar con el otro. ¿No será la hora de menos antagonismo y más puntos en común?; Estos polos opuestos, ¿Pueden construir ideas en forma conjunta a futuro, o por el contrario, siempre serán “rivales”?
No pensar todos
iguales, sino construir igualdad. Nadie apunta a que en una sociedad democrática pensemos
todos de la misma manera, sino que por el contrario, la base de la democracia
es pensar distinto en un marco de respeto, abriendo espacio al debate pero en
un sentido constructivo, no destruyendo al otro por pensar diferente o tratando
de imponer ideas. Llegamos a ser potencia mundial gracias a la educación
pública que tuvimos. Esta educación es la que permite abrir espacio en la
cabeza hacia nuevas ideas, mirar la realidad desde distintos puntos de vista y
construir una forma de pensar que no necesariamente tiene que ser una “foto” en
todo momento, sino que por el contrario, va mutando acorde a las experiencias
que vivimos, es decir, es dinámica en su construcción. En este sentido, la
educación tiene que ser el motor que iguale oportunidades en nuestro país, ya
que se necesita masa crítica para construir la Argentina del futuro, una
generación que apunte a las nuevas tecnologías y pensar modelos de negocios
basados en la sustentabilidad del medio ambiente. Es imprescindible
“linkear” las ideas innovadoras con financiamiento para formar proyectos de
negocios que puedan escalar. Hay que apuntalar a los emprendedores y no
obstaculizar su desarrollo, promoviendo políticas que los incentiven a pensar
soluciones en una agenda global. Esto el día de mañana puede llevar a generar
más empleo y un número creciente de oportunidades.
Saltar la brecha. Una brecha profunda no es sana en ningún
sentido. Pensemos
el caso de la que existe en materia cambiaria entre el dólar oficial y los
distintos tipos de cambio. Esta brecha es la que se carga en la espalda muchos
problemas de la macroeconomía, demostrados por un lado en el tema del cepo
cambiario, ya que el mismo permite que coexistan distintos tipos de cambio,
generando un problema de incentivos importante, ya que, por ejemplo, el campo
(principal proveedor de dólares en nuestro país) recibe un tipo de cambio neto
de retenciones mucho menor comparado con el que tiene que afrontar al adquirir
insumos. Por otro lado, si liberas el tipo de cambio oficial sin reconstruir la
confianza o un plan económico consistente que vaya por detrás, se puede
producir llegar a producir una devaluación, la que históricamente significo en
nuestro país un salto inflacionario, con la consiguiente pérdida de poder
adquisitivo. De lo contrario, continuarás en un sendero de continuar
restringiendo la demanda de dólares. Con respecto a los últimos anuncios,
apuntados a una rebaja de las retenciones al campo, que pretende generar los
incentivos para aumentar la liquidación de la divisa estadounidense y por ende
engrosar las reservas del Central, no conllevan un trasfondo de un cambio de
una cuestión de fondo, sino que por el contrario, parecen diseñadas para ganar
tiempo en la pulseada con el mercado.
Sin embargo, como punto positivo, cambian un cambio de
sentido en el foco hacia donde apunta la política económica, ya que la misma se
direcciona a la “puerta de entrada” de las reservas, y no enfocadas en
restringir la salida de las mismas. Como ejemplo, puede pensarse en un
incentivo para ingresar a un determinado boliche o bar con una promoción, y no
en restringir aún más la puerta de salida. La pregunta que surge es si estos
incentivos son suficientes, o por el contrario, se quedan a mitad de camino. El
tiempo y el accionar de los agentes individuales tendrán la respuesta.
Por último, y no menos importante, es vital para reconstruir
la confianza y marcar un cambio de expectativas, que dichos anuncios vayan
acompañados de una hoja de ruta en materia fiscal y cambiaria.
En el discenso,
nace el consenso. Uno
de los principales activos que tiene una persona es la credibilidad. Sin esta,
es muy difícil “direccionar un barco”, construir expectativas y diseñar medidas
que tengan como resultado el objetivo que pensó en un principio. Este activo, se
va construyendo día a día, es decir, no nace de un momento para el otro. Por
otro lado, desde mi punto de vista, las distintas fuerzas a través del
discenso, deben llegar al consenso de ciertos puntos que son vitales para
pensar la Argentina del futuro. Construir políticas de estado no tiene que ser
un slogan, sino una manera de vivir, pensar y sentir la política de aquí al
futuro. Es muy difícil imaginar una economía traccionada en la inversión y las
exportaciones sin reformas estructurales que permitan solucionar los problemas
de fondo que tiene nuestro país. Políticas de corto plazo, por ejemplo, son
financiar el consumo vía emisión, así como también atrasar el tipo de cambio
para generar un “veranito” en la economía. En la historia argentina, probamos
un gran número de veces estas recetas cortoplacistas, llegando como destino a
peores puntos de partidas. Sin embargo, para generar un terreno fértil que sea
propicio para la inversión y el empleo, con mejoras del salario real, es
necesario apuntar a políticas fiscales y monetarias que acompañen ese proceso, sumando
de trasfondo a un gran acuerdo político, materializado en políticas de Estado,
que puedan exhibir un horizonte de mediano plazo con una agenda y objetivos en
común.
De esta forma, no es condición indispensable para tener un
rumbo que los opuestos se atraigan, sino que por el contrario, que estos
opuestos encuentren puntos en común para construir ideas que solucionen los
problemas de fondo que históricamente ha tenido nuestro país. El campo
necesita de la industria, como la industria necesita del campo. Estos a su vez,
necesitan de la educación y la ciencia y tecnología para el desarrollo. Por
otro lado, el Estado debe generar los incentivos para el desarrollo del
mercado, como el mercado debe permitir que el Estado regule y se encuentre
presente en aquellos sectores donde el mercado no llega. Es imprescindible
sacar el “O” y cambiarlo por el “Y”. Es vital coordinar y pensar en forma
integral, no trabajando cada área del desarrollo en forma individual, sino
pensando como una determinada política puede afectar o potenciar otro sector,
es decir, como cada nueva decisión política que se toma tiene efectos directos
en la vida de las personas. Yo creo que de esta manera, un futuro más
constructivo y próspero podrá ser realidad.
Imágenes:
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