Por Hugo Freyre.
“Nos lleva la fe, queremos hoy al destino entender, y en
este ruego una excusa volver a tener, para reír y nacer”. Luna – Cielo Razzo
En
este artículo me voy a detener en tres cuestiones que creo que son primordiales
y condiciones necesarias para dar un vuelco en la página de la coyuntura
económica argentina y cambiar el rumbo. El sendero que venimos transitando en
la actualidad carece de un horizonte claro, y las expectativas se encuentran
acordes a la falta de una hoja de ruta marcada en temas centrales. El drenaje
de reservas en las arcas del Central y el endurecimiento del cepo, sumado a una
economía que este año se estima en una caída histórica, por el efecto pandemia
– cuarentena y sumado a que todavía no se logra apuntalar a ninguno de los
componentes de la demanda agregada. El objetivo es aumentar las exportaciones,
recuperar el salario real y que esto genere consumo y atraer inversiones, tanto
internas como externas. Sin embargo, ¿Están dadas las condiciones para
cumplirlos?. Vamos a hablar de estos tres puntos, que pueden pensarse como
aquellas cuestiones que se encuentran por debajo del agua si miramos a la
totalidad de la economía argentina como un Iceberg. Algunos de los temas
enumerados, como ser pérdida de reservas, se vislumbran en la parte de arriba
de este iceberg, es decir, aquellas cuestiones que sí se pueden ver.
Credibilidad. Como lo escuche decir al Profesor De Pablo, citando a Guillermo Calvo “Los problemas de la credibilidad están en el centro de la cuestión. Una misma medida económica da un resultado para un lado o para otro dependiendo si te creen o no”. En este sentido, creo fundamentalmente en el valor de la palabra. Hay que recuperar la confianza, y para ello es vital ser creíbles. ¿Y que significa ser creíbles? En cierto punto, creo que, como hacedor de política económica, es ir fijando objetivos y cumpliéndolos, o por los menos, dirigir la batería de medidas en busca de los mismos. El mercado no perdona cuando se plantea un escenario en las palabras, y luego se hace otra cosa diametralmente opuesta. La credibilidad no es un tema que se construya de un día para el otro, sino que se va tejiendo todos los días. Por ello, la misma constituye un pilar fundamental para el policy maker, ya que cuando no contas con demasiados instrumentos en la caja de herramientas para hacer política económica, es necesario linkear el objetivo que tiene en mente el político con el resultado esperado. Si la credibilidad es baja, quizás el resultado sea muy distinto al esperado, y por lo tanto, se afecte la construcción de un camino claro.
Consenso. Esta claro que nuestro país para volver a crecer por un
período sostenido de tiempo tiene que hacer reformas estructurales, esas que se
encuentran viviendo en el fondo de la grieta que tanto nos invitan a integrar,
de un lado o el otro, pero que no permiten construir un país sostenible e
inclusivo en el tiempo. No es una pelea
entre ricos y pobres, ni tampoco de derecha con izquierda. La verdadera
discusión que hay que dar es como financiamos lo que gastamos por encima de
nuestros ingresos. El tiempo es el recurso
más valioso que tiene un ser humano. Uno nace
sabiendo que se va a morir, y en el medio vive. ¿Y que tiene que ver el
tiempo con la discusión del financiamiento? Pasamos varias décadas discutiendo
los mismos problemas. Pasa uno y emite, pero decide poner controles de precios
para morigerar la inflación. Viene el otro y toma deuda. Luego el otro la
renegocia, se soluciona el tema de la deuda (por un tiempo) pero mira para el
costado y no encuentra otra herramienta para financiar el déficit que la emisión
monetaria. En este sentido, la herramienta histórica en nuestro país para bajar
el gasto fue licuarlo mediante devaluación e inflación. Sin embargo, este
mecanismo nos emprobrece frente al resto del mundo. Para hacer las reformas
estructurales, es condición necesaria el consenso, lo que se dice como tener “músculo
político”. Y para ello, hay que alejarse de las chicanas y encarar una
discusión seria sobre estos problemas, ya que de lo contrario, seguiremos
gastando en discusiones repetitivas además una de las cosas más preciadas que
tiene un ser humano: el tiempo.
Y
el tiempo es un recurso que hay que usarlo a nuestro favor, no “tocar para el
costado” todo el tiempo, sino que es hora de aprender de los errores,
capitalizarlos y adoptar las medidas necesarias para volver a crecer en forma
sostenida. Los debates se tienen que dar en el terreno correcto, inmersos en la
agenda de los problemas de la gente y para ello es fundamental delinear
acciones en este sentido, ya que sobran los diagnósticos y las soluciones
mágicas, sin embargo, el camino es “paso a paso” y encontrando la dirección
correcta.
Coordinación. Cuando veo jugar
a River, visualizo un esquema sólido, coordinado, donde los laterales pasan al
ataque cuando tienen que hacerlo, los centrales achican espacios y los volantes
interiores pisan el área en el momento oportuno, sumado a dos delanteros que
tienen el arco entre cejas. En todo este esquema se ve el trabajo del Muñeco,
ya que pasan los jugadores y la identidad continúa vigente, es decir, uno ya
sabe que va a tener ante los ojos, es decir, la propuesta de juego del equipo
no se negocia, y esto es un activo que va mucho más allá del resultado. ¿Qué
tiene que ver River con la política y la economía Argentina? Desde mi punto de
vista mucho. Para reconstruir la confianza, es necesario reordenar la macroeconomía
y para hacerlo es vital la coordinación de las variables que la integran. Como
el lateral no puede pasar al ataque sin que el central haga el correspondiente
relevo, no es bueno tener una política de aumento de tarifas en forma de shock
en un esquema de metas de inflación demasiado ambicioso, problema que tuvo el
anterior gobierno.
En
este esquema, es vital trabajar como un verdadero equipo, ya que cada decisión
que se toma impacta en otras áreas, por lo cual es fundamental antes de
tomarlas, mapear los efectos que podrán tener las mismas, y para ello la
credibilidad analizada anteriormente juega su partido. No es para nada fácil y
no es una cuestión que se sincronice de un día para el otro, ya que como River
tiene años de trabajo encima, la coordinación requiere timing y sinergia. Por
ello la importancia de pensar políticas de Estado, para que cada nuevo
gobernante que se suma por la voluntad del pueblo, lo haga en un camino ya
trazado, y se incorpore al mismo como un jugador nuevo lo hace en River, como
un nuevo músico lo hace en una orquesta, sabiendo lo que tiene que hacer para
sumar al equipo y contribuir con el objetivo planteado. Y relacionado con esto,
el hecho de pensar políticas de Estado que abarquen más de un gobierno en temas
como Educación, Seguridad y Política Exterior, entre otros tantos temas.
En conclusión, credibilidad para que las medidas que
se toman tengan el impacto que se espera, consenso para encarar los temas que
componen la agenda de todos los argentinos y coordinación para que las
políticas públicas no tengan resultados superpuestos o indeseados.
Imágenes:
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