Por Hugo
Freyre.
“Siempre seguí la misma dirección, la
difícil, la que usa el salmón”. Andrés Calamaro
Luego de pasada la negociación con los acreedores privados
por la deuda, un suspiro de alivio llego para nuestro país. En este sentido,
era vital para la suerte de la economía argentina de los próximos años
renegociar dicha deuda, con el objetivo de despejar, en parte, el horizonte financiero
de los próximos años. Sin lugar a dudas es una buena noticia, que nos beneficia
a todos los argentinos, sin embargo, esto obliga a redoblar esfuerzos en pos de
ordenar la macro y tratar de rebotar lo antes posible.
Se
viene la hora del Fondo. Resuelto el tema de la deuda con
acreedores privados, llega la hora de negociar la deuda externa con el Fondo
Monetario Internacional. En este aspecto, es para destacar que será fundamental
un ordenamiento de la macro. Y se te viene a la cabeza, ¿en mi caso particular,
en la vida cotidiana, en que me afecta todo esto? Y bueno, se puede decir que la
microeconomía, las decisiones que los agentes toman todos los días, vienen
condicionadas por las variables macroeconómicas. Si postergas consumo y
ahorras, compras un producto nacional o importado, elegís un bono, plazo fijo o
una acción como vehículo de inversión; todas estas decisiones llevan implícito
un análisis, consciente o no, de lo que sucede a nivel global. Variables como
tasa de inflación, tasa de interés, tipo de cambio, déficit fiscal, entre
otras, condicionan el margen de maniobra de los ciudadanos de nuestro país y
dirigen los incentivos en ciertas direcciones. Por ejemplo, en las decisiones
de ahorro, si la tasa real es negativa, es decir, la inflación le gana a los
rendimientos en pesos, los agentes se volcarán a la compra de dólares. Por otro
lado, el Banco Central sale al mercado a vender, con lo cual pierde reservas. ¿Donde
vas con todo esto? Para sentarte a negociar con el Fondo es necesario coordinar todas estas variables,
ordenarlas en un plan integral que recupere la confianza de los agentes en
nuestra economía, en orden a establecer una sustentabilidad e integralidad de
la economía en su conjunto.
El problema de la financiación. Imposibilitados de acceder a los mercados de deuda, quedaba como único camino “darle a la maquinita”. Para mal de todos, vino la pandemia, lo cual complicó el panorama. En términos económicos, ibas en busca de superávit fiscal pero dicha situación incremento el gasto público, a la vez que bajo la recaudación por el parate en la actividad económica, lo cual te pega como gobierno en un doble sentido. Suben los gastos y caen los ingresos, y por lo tanto, aumenta el déficit fiscal. Al mismo es necesario financiarlo, por lo cual aumenta la emisión monetaria. Sin embargo, atentos, no hay que “enamorarse” de este mecanismo de financiación, ya que una inyección de pesos importante en la economía trae como consecuencias problemas inflacionarios. Desde algunos sectores se habla de hiper, en otros que esta emisión no impacta en precios. Sin embargo, nos encontramos en una situación particular de la historia, donde la velocidad de circulación del dinero no es tan rápida, por cuestiones como la cuarentena por ejemplo, y en otro sentido la política del Banco Central es esterilizar esta emisión vía emisión de letras, es decir, imagínate una aspiradora que “chupa” los pesos que previamente emitió y los saca de la calle, a cambio de papeles que tienen los bancos. ¿Y donde estacionan estos papeles que chupa el Banco Central? En el Pasivo de su Balance. Con lo cual, en algún momento, se tendrá que desarmar este pasivo, cayendo (o no?) en la misma dinámica que le toco enfrentar al gobierno anterior.
¿Y si
cambiamos la dirección? Para cambiar la dirección, diría que es
fundamental reestablecer la confianza. La misma juega un rol fundamental en la
recuperación. Quieras o no vas a tener que coordinar todas las variables, sino
tarde o temprano, se acomodan solas con un impacto que no perdona a gran parte
de la población. No hay un camino que sea fácil tampoco, sin embargo, es
necesario reestablecer la inversión en nuestro país, con el objetivo de
aumentar el empleo y la producción de bienes y servicios. De lo contrario, vas
a tener un excedente de pesos importante en relación a bienes y servicios, lo cual
termina en un proceso inflacionario. Confianza, consenso, hoja de ruta,
inversión y empleo tienen que ser términos que es necesario recuperar en la
agenda de todos los días para volver a crecer.
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