Por Hugo Freyre
Y un día te despertas y te das cuenta que un trueno te
sacudió todo. Te sacudió la rutina, por dentro y por fuera. Un trueno de una
lluvia que no esperabas y nadie en el mundo realizo la respectiva predicción y
la gran mayoría minimizo en una primera instancia. ¿De qué trueno estás
hablando? En parte dicha pandemia puede asimilarse en el sentido ya expresado.
Un trueno de un alcance fenomenal, nunca antes visto en nuestros tiempos,
nacido en China aparentemente, y que viene a derrumbar varios paradigmas
actuales. Desde el punto de vista geopolítico, el mundo no volverá a ser el
mismo luego de esta crisis, y la economía sufrirá, con una alta probabilidad de
ocurrencia, una gran depresión. De la creatividad y la imaginación del mundo
dependerá levantarse nuevamente. Nos
levantaremos seguramente, pero en un terreno distinto con respecto al cual
conocíamos. Un terreno modificado por este trueno.
Un nuevo mundo. El
coronavirus tuvo su lugar de origen en China, producto de un animal
aparentemente, y se expandió como una ráfaga de viento hacia todo el mundo,
pegando muy fuerte en países europeos tales como Italia, España, Francia e
Inglaterra, sumado al tremendo impacto que se encuentra sufriendo Estados
Unidos. Quizás puede sacarse, como una primera conclusión, que aquellos países
que minimizaron el problema o decidieron no enfocar todos los esfuerzos en
prevenir, tratando de conjugar un equilibrio con la economía con el objetivo de
no debilitar la misma entrando en recesión, tuvieron un incremento exponencial
de contagios. Esto claramente agravó la situación sanitaria, colapsando
sanatorios y hospitales. En política y economía, cada decisión que se toma tiene
la característica de “sabana corta”, donde si se “tapa” una determinada parte
del cuerpo se descuida otra. En este sentido, es vital determinar bien las
prioridades y trabajar direccionando recursos y esfuerzos en ese sentido.
En este sentido, luego de la crisis, vendrá el tiempo de
analizar la nueva conformación geopolítica y como quedan paradas las naciones
en materia sanitaria, económica y social luego del advenimiento de dicha pandemia.
Todo este análisis, sin lugar a dudas,
sin olvidar que detrás de los números de infectados y muertes que salen a luz
todos los días hay personas, seres humanos con historias personales y sueños, y
detrás de ellas muchas familias que acompañan y sufren.
En el terreno local,
enfocando nuevamente el ojo. En el plano argentino, nuestro país arrancaba
un nuevo mandato presidencial, con el ojo puesto y enfocado en resolver el
problema de la deuda externa. Encontramos una política nacional que cambia
obligadamente el enfoque, aplicando política económica heterodoxa, direccionado
toda una batería de medidas en tratar de combatir el virus con todas las
herramientas sin descuidar a los sectores afectados por el aislamiento social y
obligatorio. Nadie, entrando en este 2020 imagino a lo que nos enfrentaríamos
como sociedad, tanto a nivel nacional como internacional. Ni el escenario más
pesimista preveía el comentado escenario
El nuevo foco se encuentra también en el frente externo,
pero tratando de detener a un enemigo que ataca por todos lados, imperceptible
y con un tasa de alcance monstruosa. En esta coyuntura, arrancamos con una ventaja
no menor con respecto a la situación de otros países, ya que tuvimos como
espejo a los mismos, y las consecuencias de determinadas medidas que se iban
tomando con sus impactos posteriores. Es decir, evaluando políticas y
resultados obtenidos, podemos tener una aproximación hacia donde nos dirigimos
y las posibilidades de llegar a destino.
Por otro lado, tanto en el plano interno como externo, se
encuentra en debate el tan difícil “punto de encuentro” entre la salud y la
economía. En otros términos, sería como sacarle las rueditas a la bicicleta y
que la misma siga andando, es decir, no se caiga. Dicho de otro modo, sería el
hecho de salir de la cuarentena y establecer una transición gradual hacia las
actividades laborales de forma normal, sin que ello signifique un rebrote del
virus, es decir, ir monitoreando de manera diaria dicha salida. Esto significa
reducir los impactos negativos de la cuarentena en la economía, cuidando lo más
importante que tiene un ser humano que es su salud.
Cuando pase el
temblor. Como el tema de Soda
Stereo, “despiértame cuando pase el temblor”. En este caso sería al revés,
debemos anticiparnos, despertarnos antes, durante el temblor. Esta nueva
coyuntura nos desafía en múltiples direcciones, tanto a niveles personales como
nacionales e internacionales. Un nuevo ordenamiento mundial y una nueva
economía emergerán de esta crisis. Adaptarnos al nuevo contexto es el desafío
de largo plazo, mientras que en el corto y mediano seguir trabajando en
prevención, domar la pandemia y cuidar a los más afectados.
Un trueno que nos vino a mover todos los esquemas. Thunder
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