Por Hugo Freyre
Se terminó un eterno Enero y comienza a moverse la rueda. En
este sentido, existen un número de temas en los cuales se comienza a poner la
lupa y los primeros indicios sobre como caminara el nuevo gobierno frente a los
desafíos futuros que tiene. Sin embargo, en materia de planes, parece que
estamos “en al aire”, ya que todavía no se puso sobre la mesa el plan sobre el
cual se construirá el crecimiento para salir de esta situación de estanflación
en la que actualmente nos encontramos.
El lado de la
política. Con un verano marcado con temas como la deuda y la gira del
Presidente Fernández, el 2020 puso primera. Por su parte, el
Ministro de Economía ya comenzó la negociación con los acreedores. En este
sentido, es importante destacar que la deuda de la Provincia de Buenos Aires
funciona como “faro” para otras provincias, y por lo tanto, se visualiza como
un test en este tema. Según se expresa, la estrategia será conjunta entre
Provincia y Nación. Está claro que el primer gran desafío del gobierno es despejar
el panorama en este aspecto, para luego seguir avanzando en otros temas.
Recordemos que el gobierno de Macri también tuvo que resolver un problema del
mismo tópico, en una negociación con los Fondos Buitres y destapar el cepo
cambiario que en ese entonces existía. Una vez resuelto, se optó por la receta
de financiar el déficit tomando deuda en forma gradual, que luego desembocaría
en un cierre de los mercados y la opción de acudir como prestamista de última
instancia al FMI. Sin embargo, el contexto en ambas situaciones no es el mismo,
ya que en el 2015 existía un elevado déficit fiscal primario y en la actualidad
se presenta un equilibrio primario. Sin embargo, los vencimientos que se deben
afrontar son abultados y en poco tiempo, por ello la importancia de la citada
negociación.

Las consecuencias del
no plan. No tener un plan se paga caro. Si se pretende crecer en base al
consumo, utilizando la emisión monetaria como impulso, esto genera una
situación de bienestar, pero en el corto plazo. Para consumir, primero hay que
producir. Y para producir, antes hay que ahorrar e invertir. Y el público no
ahorra ni invierte si no ve un escenario previsible por lo menos en el mediano
plazo. Pues bien, como dije, este esquema puede sacarte en el corto plazo, pero
cuando los agentes ajustan sus expectativas racionales, la situación desde la
cual partiste se torna peor, es decir, un escenario de estanflación más
pronunciado. Ese exceso de pesos en la economía te genera mayor presión
inflacionaria, por lo cual la recuperación de los salarios en términos nominales
pierde el poder adquisitivo, es decir, podes comprar menos bienes. Por lo cual
tendríamos un escenario nuevo, pero de mayor recesión e inflación en la medida
que no se ponga a la inversión y al estímulo de las exportaciones como motor
del tren de crecimiento. No se puede vivir inyectando pesos en la economía y
estimular el consumo en forma sostenible en el tiempo. El plan del gobierno
parece ser desindexar la economía, es decir, detener la marcha inercial de la
inflación. Ejemplos en este sentido son cerrar paritarias mediante sumas fijas,
y contener los precios por unos meses. De nuevo vale aclarar, que los precios
no pueden contenerse por tiempo indeterminado. Siempre que se peleó eficazmente
contra la inflación fue mediante planes de shock. En este sentido, es necesario
elaborar un plan para no estar “en el aire”, que abarque la temática impositiva,
previsional y laboral, entre otros aspectos, dando previsibilidad y un rumbo claro.
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