Por Juan Pablo Artusi
Llegamos a la finalización del primer semestre
del año 2018 y las evaluaciones de gestión en términos generales son necesarias
para ver donde estamos parados y hacia dónde vamos.
La inflación es un flagelo que el Gobierno no
ha sabido cómo controlar; al menos con la facilidad con la se exponía en épocas
de campaña. No parece ser justos realizar dicho análisis con dureza para el año
2016; ya que con la salida del cepo y la modificación del tipo de cambio
nominal el salto del dólar se disparó casi 42%, pasando de $ 9,84 a $ 13,95,
sin la participación del Banco Central y con operaciones limitadas. El impacto
en inflación fue inminente y era un costo que quien asumiera debía afrontar
dando resultado de casi 40% de inflación acumulada para ese año.
Ya el año 2017 fue descripto en gran medida por
reacomodamiento tarifario, incrementos en “Vivienda, agua, electricidad, gas y
otros combustibles”, junto con la reducción de subsidios en dichas áreas fueron
los componentes fundamentales que identifican el porqué de una inflación
acumulada de 24,8% en 2017. La ponderación que tienen éstos rubros en la
canasta básica es de alrededor de un 10% en promedio para las diferentes
regiones geográficas del país.
Con una fuerte suba de tasas de interés durante
todo el primer semestre del año 2017; Lebac por encima del 30% en casi todo
dicho periodo, la contracción monetaria fue un reflejo de expectativas de
cumplimiento en cierta medida del target inflacionario del 17%. Sin embargo; a
mediados de año y luego de llevarse a cabo una “relajación monetaria” a través
de una reducción de tasas, a fines de reactivar el consumo y la inversión, el
incremento de inflación comenzó a ser motivo de discusión nuevamente. No
obstante; no fue hasta mediados de diciembre que al mercado; ya sea por
cuestiones internacionales como la suba de tasas de EEUU, o por no convencer la
política monetaria de tendencia de reducción de tasas, que comenzar a desarmar
carteras en pesos y retirar dólares de la plaza. No fue una noticia más; el tipo
de cambio nominal se disparó $17,20 a principio de mes hasta $18,5 sobre fin de
año; es decir, variando más de un 5% en un solo mes.
Dicho problema no fue gratuito, y tuvo su gran
exposición en el aumento de inflación en diciembre 2017 en 3,1% para ese mes.
La modificación del tipo de cambio fue gatillo para el incremento nuevamente de
la luz, gas, y transporte fundamentalmente. Sólo en tarifas el aumento en ese
mes fue de casi 18%; aumento que supera en más de doble el máximo anterior de
ese año, que fue 8,4% en febrero del 2018.
Arrancamos el 2018 con serios inconvenientes
políticos y económicos. Sin duda la descoordinación en toma de decisiones de
los diferentes ministerios económicos, y la falta de un plan convincente para
lograr cumplir objetivos; el motivo de este análisis es el target
inflacionario, golpearon con dureza la estructura del gobierno.
La escalada del dólar no tuvo contención, con
porcentajes mensuales en promedio que van del casi 6% en enero al 19 % en mayo
y más del 15% a junio, como los meses más representativos de variación; dando
un acumulado de casi 47% en dicho semestre; modifican toda la estructura
macroeconómica. Sin dudas depreciación del peso tendría su impacto en los
precios; el hecho es que saber cuáles fueron los rubros más distorsionados por
la variación de precios y quienes serían los más perjudicados.

En términos acumulados hasta el mes de Julio
2018, la variación de precios en alimentos fue mayor al 17%. Factor
preponderante que impactó en la denominada “Inflación Núcleo”, y elemento
fundamental de análisis de meta inflacionaria por parte del BCRA. Las
modificaciones de precios más amplias las podemos identificar sobre todo en
artículos como “Pan Francés” con un 10,8%, “Harina de trigo común “con un
25,8%, “Fideos secos” con un 7,6%, y “Aceite de girasol” con un 11,8%, “Tomate”
con un 54,5%, entre otros; todas variaciones entre el mes de mayo y junio del
corriente año.
Teniendo en cuenta el grado de significación
que tienen en la canasta básica alimentaria las harinas y cereales, junto con
las verduras y los lácteos; los nuevos precios de la misma tienen su
implicancia en la descripción de la pobreza para el informe del primer semestre
2018; en la que según datos segundo semestre del 2017 es del 25,7%.
No podemos dejar de mencionar para lo transcurrido
de éste año los rubros de “Gas y Luz”, y también el de “Transporte”. Parece que
ya nos estamos acostumbrando a aumentos con grandes picos como el caso
tarifario que en el mes de Abril aumento un 8%, y teniendo un acumulado de más
del 16% en términos acumulados. En el caso del transporte, la quita permanente
de subsidios y la suba de los combustibles por modificación del tipo de cambio
nos impacta en un aumento mayor del 22%.
Un rubro poco comentado, y el denominado cuarto
poder; el de las “Comunicaciones”. Si bien su ponderación en la canasta es casi
insignificante, siendo poco más del 2% en la misma; aumentos acumulados en más
del 20% son motivos de quejas en la cotidianeidad. La existencia de oligopolios
y falta de transparencia en cuanto a las inversiones para mejorar servicios,
ponen en tela de juicio si lo que pagamos por los mismos es acorde a lo que
obtenemos como usuarios; claro está el mal servicio de las redes 4G.
Por último un rubro que tiene un claro impacto
social es el de “Educación”. Conflictos por paritarias, falta de inversión en
infraestructura; son algunos de las cuestiones por el cual hay cada vez más
demanda en la esfera privada en educación. Sin embargo; éste hecho tiene su
costo, claro está el aumento de más de un 13% en el mes de marzo, justo para el
inicio de clases; y en total a junio del 2018 más de un 20%.
Para algunos la inflación es un fenómeno
monetario, y el BCRA debe utilizar todas sus herramientas para contrarrestarlo;
para otros tiene más que ver con una cuestión estructural, como por ejemplo
inflexibilidad y conflicto entre sindicatos y empresarios, falta de
productividad, márgenes de ganancias empresariales rígidos, entre otras
cuestiones. Pero si dudas, no es un problema que se soluciona en forma sencilla,
y sí es claro que éste problema con características de “impuesto regresivo”
perjudica a los menos pudientes y los más necesitados.
Fuente: Indec
Imágenes:
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