Nuestro país se encuentra
atravesando un camino sinuoso y empedrado. De esto, claramente no quedan dudas.
Una inflación que se acelera producto del tarifazo y los coletazos de la post –
devaluación. Una presión impositiva muy importante, acceso al crédito
productivo escaso debido a las altas tasas que mantiene el Banco Central.
¿A que apuesta el gobierno?
A que este panorama cambie drásticamente en la segunda parte del año; ¿Cómo?
Mediante un shock de reactivación. Tal cual un paciente que se encuentra en
terapia intensiva y vuelve a la vida mediante reanimación, nuestro país apuesta
a que comience la llegada de inversión que transforme la matriz productiva y
genere empleo de calidad. Se puede criticar la celeridad con que se tomaron las
medidas, no dando respiro a la clase trabajadora, que día tras días ve como su
salario real se ve afectado mediante la incesante suba de precios en la
economía.
Lo que se hizo hasta este momento es una tarea
de reacomodar las variables macroeconómicas para preparar el terreno en el cual
la Argentina empiece a jugar. La salida del default con una quita muy
importante y el respectivo regreso a los mercados es una señal de luz verde,
con la consecuente posibilidad de endeudarse para las provincias y la Nación.
Es cierto que es muy importante el destino de dicha deuda, ya que siempre que sea
con otro fin ajeno a preparar la infraestructura para dar las condiciones
económicas a los sectores primarios y secundarios de la economía, así como
también la satisfacción de necesidades básicas de la población, nos
encontraremos pérdidos.
Un sector muy golpeado son
las Pymes, el motor que genera empleo y desarrolla nuestro país. Con un acceso
al crédito restringido debido a las altas tasas, los proyectos de inversión se
encuentran paralizados. Darle las condiciones a este sector para que salga a
flote es indispensable, y diría que urgente. Es cuestionable porque se benefició
a otros sectores, como ser el agropecuario y la minería en lugar de estas
pequeñas empresas que viven el día a día y trabajan con ánimo de “cosechar” lo
que “siembran” en sus tierras y no girar las utilidades al exterior.
Como vemos, no todo es tan
fácil, y no todas las medidas que se toman tendrán un impacto del día a la
mañana. Mucha gente ve con buenos ojos las medidas que tomo el gobierno, como
muchas otras no. No hay discusión que la macroeconomía venía con serios
problemas y era necesario arreglarlos. Lo discutible es las formas y los
tiempos. Sin embargo, es importante
entender que siempre que una variable se toca, muchas otras se ven afectadas, y
más importante, que detrás de cada índice hay personas, seres humanos que
sufren la falta de empleo o la pérdida del mismo, así como no llegar a fin de
mes. El hambre y la pobreza duelen. Esperemos que a partir del segundo semestre
el camino del crecimiento y el desarrollo comience a delinear su sendero.
Fuente: http://www.cronista.com/3dias/Caida-de-ventas-inflacion-y-tarifazo-el-combo-que-ahoga-a-las-pymes-20160429-0017.html
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