Por Hugo Freyre
Una nueva crisis financiera se desató luego de conocido el
resultado del 11 A. El advenimiento de la misma, se corresponde
fundamentalmente desde su raíz con la incertidumbre que reina en el mercado
sobre cuál será el futuro de la economía argentina. El dólar como factor
primordial y receptor de todas las miradas sociales, emulando el termómetro que
un enfermo utiliza para medirse la fiebre, retirada de depósitos de los bancos
y pánico desmedido. Costumbres argentinas, que cíclicamente se repiten debido a
problemas estructurales y de fondo que hasta que no se solucionen, marcaran una
y otra vez la agenda de los argentinos.
Es la economía.
Lo que las encuestas no vieron venir, si quedo demostrado, y de forma tajante,
en las PASO. Sin lugar a dudas, el viernes anterior al “11 A” el mercado compró una historia diferente con respecto a los números finales. Podemos ver dos
realidades totalmente distintas entre el viernes previo y el lunes post, donde
el mercado le había otorgado una probabilidad alta a un resultado favorable para el oficialismo. Lo que marco el domingo fue un abultado resultado a favor de la
oposición, lo que posteriormente se vislumbró en una fatal caída de los activos
argentinos, un riesgo país subiendo y los bonos bajando, además de la divisa
estadounidense, principal termómetro social sobre la marcha de la economía, se
encontraba en ascenso. En este esquema, se avizoraba un cambio de piezas en el
gabinete, lo que derivó en la salida del Ministro Dujovne y la entrada de
Lacunza. Con la paz cambiaria como obsesión, las primeras medidas tuvieron un
sentido de “lectura” sobre el mensaje que las PASO habían dejado, direccionando
los recursos hacia la pérdida del poder adquisitivo, y una batería de medidas
para mantener la paz cambiaria.
Seguimos internados,
¿hasta cuando?. Imaginemos que un paciente entra al hospital. El diagnóstico
del doctor es un elevado déficit fiscal, acompañado de inflación, tarifas
congeladas, entre otros problemas estructurales que enfrenta. La decisión es
internarlo inmediatamente, pero sin decirle a la familia el verdadero padecimiento
que este enfermo tiene. Se decide aplicar un tratamiento gradual del problema,
evitando un shock para dicho paciente. Durante el tratamiento, a este paciente
se le corta el oxígeno (financiamiento), ingresando en terapia intensiva, y de
esta manera decide acudir de inmediato a otro respirador, que luego tendrá que
devolver. Pues bien, no solo predice que no podrá cumplir con dicha devoluciòn en el momento acordado,
sino que seguirà dependiendo del mismo. En este esquema, ¿que futuro se le avecina
al paciente? Impartirle un tratamiento de shock que trate de recuperarle la
salud para ser autónomo con respecto al respirador, con todas las consecuencias
que esto puede derivar, o negociar un estiramiento o “reperfilamiento” de los
plazos en los que el paciente puede utilizar el mismo. Dependemos, en el medio,
que nuestro prestamista siga confiando en nosotros. Además, un contexto de
incertidumbre, ya que al paciente le informan que es probable que cambie de
médico, por lo cual el tratamiento podría no ser el mismo. Ya se imaginarán
quien es el paciente…
El desembolso
esperado, esperando el impacto y más. Nadie sabe, a ciencia cierta, si ya
pasamos por el peor escenario de la crisis. En este contexto, se avecina la
posibilidad de un nuevo desembolso por parte del FMI, esperado por el
oficialismo en pos de tener poder de fuego para contener la divisa
estadounidense. Si te le “plantas de manos” al mercado, dándoles todos los dólares
que te demanda para que no se te escape el precio del dólar, eso repercute en una
disminución de las reservas. Si tu auto se queda sin nafta deja de andar, por
eso la importancia de este nuevo desembolso, tratando de cargarle nafta al
auto, y mostrarle al mercado poder de fuego en caso de una nueva corrida.
En este escenario arranca la campaña para el partido por los
puntos, ya que la PASO fueron un partido de pretemporada, pero que marco cual
puede ser el resultado final. Por otro lado, se espera conocer el efecto del “pass
through”, es decir, cuanto de la devaluación se trasladó a precios. En este sentido, la quita del IVA en
algunos productos trato de “netear” este efecto, quitando peso a dicho
traslado. Por último, la instauración de un cepo “light”, tratando de no
afectar al ahorrista minorista, y volviendo el “blue” a la escena de la
economía argentina. Otra variable a monitorear, fundamentalmente en el sentido de que no se
agrande la brecha con el oficial.
Imagénes:
1 comentarios:
Genial. Clarísimo. Pobre patria mia.
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