Por Hugo Freyre
“Suerte es amiga
de la acción” Casi que me pierdo – Los Cafres.
La relación de
causa y efecto es históricamente conocida como una de los principales hilos
mediante el cual pretendemos explicar muchos sucesos que pasan a lo largo del tránsito
de nuestra vida. En pocas palabras, la causa es la que explica los efectos que
un determinado episodio desencadena. El error puede buscarse y enfocarse en
tratar de apuntar a los efectos para intentar modificar las causas. El camino
que debe seguirse es al revés, para tener respuestas diferentes, necesitas
programar y ejecutar acciones distintas. De lo contrario, siempre seguirás
teniendo los mismos resultados. Como decía Einstein: “Locura es hacer lo mismo
una y otra vez intentando obtener resultados diferentes”. Pues bien, ¿hacia dónde nos conduce toda esta
introducción? Tratare de abordar, a lo largo de este artículo, algunos temas de
la coyuntura económica argentina intentando descifrar si lo que se está
discutiendo son las causas o los efectos, para de esta manera, verificar si son
cuestiones a las cuales se les presentará una solución transformada en política
pública que permitan llegar a un buen puerto, o dicho problema se encontrará
sujeto a repetirse por no atacar las causas del mismo, los cimientos sobre los
cuales se construye. Empecemos.
El campo y la mesa de los argentinos. En las últimas semanas comenzó a sobrevolar, mediante declaraciones de altos funcionarios del gobierno, el hecho de un posible aumento de las retenciones y el establecimiento de cupos de exportación. Luego, durante esta semana, el Presidente se reunió con los representantes de la Mesa de Enlace y lograron establecer un dialogo en el cual se comprometieron a seguir trabajando en conjunto, dejando de lado en la práctica las medidas citadas en el primer párrafo. Luego de poner en contexto esta situación, en principio, se comenzaba a tejer una nueva disputa entre el Gobierno y el Campo, lo cual nos remontaba en el recuerdo hacia el año 2008, con el establecimiento de la tan discutida Resolución 125. Hay varios puntos a analizar en este esquema. Por un lado, al gobierno le preocupa el incremento de los precios de los alimentos que se viene acelerando en los últimos meses, verificado por la suba de la inflación. Por otro lado, se encuentra el contexto internacional, donde el precio de los commodities viene aumentando, lo que significa para el país un viento de cola de gran envergadura, ya que la mayor parte de las exportaciones de nuestro país se explican por el complejo agroindustrial. En este orden de ideas, volvemos al título que dio origen a este artículo. La causa de la inflación es monetaria, es decir, se refleja en un excedente en la oferta de dinero, producto en nuestro país de la emisión monetaria por encima de lo que el público demanda, y por lo tanto, querer explicar el aumento del precio interno de los alimentos a través del precio internacional, es no atacar la verdadera causa del problema. Si no tuviéramos la “bendición” de exportar alimentos, deberíamos importarlos. ¿A qué precio los importaríamos? Al precio internacional. Entonces no es un problema que importamos, sino que, por otro lado, el foco del análisis debe centrarse en que los salarios en pesos fueron perdiendo a lo largo de los años poder adquisitivo, y por lo tanto, nos cuesta cada vez más comprar los citados alimentos. En otras palabras, no estamos importando inflación, sino que el fenómeno inflacionario es de características endógenas y de raíces monetarias, por lo cual, la causa debe buscarse puertas adentro.
El plan
económico. No es un tema
menor el hecho del armado de un plan económico que contemple como solucionar
las cuestiones de fondo de la macroeconomía argentina. En este esquema, es vital
la inversión real para crear puestos de trabajo genuinos, pues bien, es
condición necesaria para que dicha inversión se produzca, tanto interna como
externa, la credibilidad y reglas de juego claras. No es un slogan de campaña,
sino que, en países con un clima de negocios propicio para la inversión, estas
discusiones ya se encuentran cerradas y asimiladas hace tiempo. Por otro lado,
es importante destacar el tema de la inversión volcada en la economía real, es decir,
son los actores que apuestan de manera fuerte al futuro de la argentina, ya que
como se dice, “entierran los fierros”. La inversión especulativa que viene para
aprovechar tasas altas de interés queda de lado en este análisis, ya que es una
cuestión financiera que poco impacta en el crecimiento de largo plazo de un
país.
El gobierno
intentará estimular el consumo, a través de una recuperación del poder
adquisitivo del salario, es decir, el objetivo de alinear precios y salarios se
traduce en una mejora del poder de compra. Con ello intentará recuperar la
economía y llegar a las elecciones de término medio. Sin embargo, la realidad
compleja por la cual atraviesa nuestro país, impone la necesidad de acordar
políticas que tengan un campo de acción más amplio, es decir, permitan
vislumbrar el sendero en los distintos temas que importan. Además del
presupuesto, que se presenta como el plan de acción del gobierno, es necesario
generar acuerdos con la oposición, para solucionar las cuestiones de fondo. En
este sentido, es necesario comenzar a discutir como incentivar las
exportaciones y la inversión, de igual manera que el consumo tiene un papel
preponderante. Si no queremos quedarnos en una recuperación de corto plazo,
para en los próximos años discutir los mismos temas, es vital que a la par se
construya una política de mediano plazo, coordinando tanto el plano monetario
como el fiscal.
De esta forma, un ejemplo de causa y efecto se vislumbra en el tipo de cambio. Es necesario para un reacomodamiento de los incentivos ir cerrando la brecha cambiaria, ya que, con este esquema, los importadores se ven tentados a importar mientras que los exportadores, por el contrario, tienen un desincentivo en este sentido. El tipo de cambio es la punta del iceberg: el efecto. La causa se encuentra en estimular tanto las exportaciones como la inversión con el objetivo de obtener dólares y de esta forma, ayudar al Banco Central a tener las divisas necesarias para transitar un camino de paz cambiaria, y por otro lado contar con un comercio exterior vigoroso.
No hay que
perder más el tiempo en seguir buscando culpables a los problemas. El verdadero
enemigo de nuestro país es el hecho de no renovar los problemas, y seguir en
esta suerte de espiral en la cual continuamos debatiendo los efectos y no las
causas. El efecto puede mutar en contraer deuda o aumentar la emisión y con
esto la inflación, pero la causa de un déficit fiscal recurrente a lo largo de
la historia sigue presente. El efecto de contar con pocas reservas
internacionales y no poder levantar el cepo, con las implicancias que tiene se
encuentra en debate, sin embargo, la causa sobre cómo hacer para aumentar las
exportaciones e incentivo al valor agregado muchas veces se encuentra ajena en
la agenda. El tiempo
tiene que ser nuestro aliado y no nuestro enemigo, y la esperanza de vivir en
un país mejor nuestra bandera.
Imágenes:
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1 comentarios:
Considero una revisión histórica del problema económico tratado con razonamiento lógico.
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