Como sabemos un objeto de consumo no
es sinónimo de un objeto de necesidad. Si las personas nos regiríamos por las necesidades,
el capitalismo no hubiese podido subsistir.
No existe ningún objeto natural o
biológicamente predeterminado para el ser humano. Ni siquiera las necesidades
más primarias como el hambre y la sed, pueden considerarse como
preestablecidas, puesto que la experiencia clínica demuestra que, en sí mismas,
no son suficientes para garantizar la subsistencia física del organismo (pruebas
aportadas por Spitz con los casos de hospitalismo, en los que algunos niños
aunque reciben los cuidados correctos en instituciones hospitalarias no
sobreviven por faltarle un plus sexual-amor-).
Tomemos el ejemplo de Apple, la
compañía creada por Steve Jobs. Hace poco tiempo se anunciaba la llegada del
nuevo mesías, era el lanzamiento del nuevo Iphone, lo que produjo largas colas
para su compra. Sin embargo, de inmediato se extiende en los medios de prensa,
y según testimonios de los usuarios, algo denominado como frustración. Es
decir, el nuevo aparato con su súper procesador, pantalla ultra plana HD y demás,
no colmó las expectativas generadas.
Esta
denominación de frustración es indispensable en la lógica del mercado.
El capitalismo como sistema, entendió a la perfeccion los mecanismos de la subjetividad: EL
DESEO JAMAS SE CONTENTA CON SU OBJETO.
Posee así el nuevo objeto una
propiedad mágica: una mezcla de placer y decepción conjunta que garantiza la fidelización
de las personas al espejismo del consumo. Además ese mismo día (con dolor para
los que habían adquirido el nuevo aparato) la marca anuncia la salida del
siguiente modelo para los próximos meses, recargando el movimiento del deseo
nuevamente.
Al cabo de pocos días las acciones de
Apple cayeron abruptamente y los analistas no dudaron su causa: la compañía ya
no seduce como antes, sus objetos no cumplen con la plenitud. Es aquí cuando el
consumidor se corre del papel de "víctima" demostrando un poder real al poder
consentir y atacar a los productos del mercado.
Para comprender esto se debe recurrir
a uno de los mayores descubridores del funcionamiento humano: Sigmund Freud. Él
postuló que el lugar del objeto en el psiquismo es un lugar vacante, producido
por ese primer momento donde el bebe no se siente diferenciado con la madre y
la misma le colma todas sus necesidades (sexuales, biológicas, etc.). En el
momento de separación con ella (donde determina con esa ilusión de indiferenciación
y se ve a la madre como una persona total y diferente) se produce en esa
vivencia de satisfacción, una pérdida irreparable. Esta infelicidad originaria
es la causa de lo que llamamos DESEO.
Es por eso que el deseo sale a la
búsqueda de su objeto, que está condenado a ser el suplente de otra cosa,
siendo siempre imposible de colmar en su totalidad.
Entonces, la sabiduría de la lógica
capitalista consiste en haber logrado concentrar en un objeto (de fabricación
masiva) la promesa de una satisfacción cuyas características son específicas e
inconscientes en cada sujeto.
El mercado y el sujeto, atrapados ambos en un circuito perverso y por ahora
indestructible, se dirigen mutuamente demandas imposibles que se inclinan
siempre alrededor de la fantasía de la novedad, buscando calmar fugazmente con
la conquista de un objeto.
Es por esto que el objeto (de consumo,del
mercado o amoroso) posee, ante todo, un valor libidinal.
Dejanos tu opinión, ¿Vos, hasta que punto logras la plenitud con tu novedosa adquisición?
Glosario:
*Psiquismo: estructura mental del humano que permite organizar la percepcion, la inteligencia y las emociones.
*Objeto libidinal: refiere a la energía psíquica asignada, vinculada a lo afectivo.
Fuente consultada:
“El retorno del péndulo”, Zygmunt
Bauman y Gustavo Dessal, Fondo de cultura económica de Argentina, Buenos Aires,
Argentina, 2014.
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