Por Hugo Freyre.
¿Qué ves? ¿Qué
ves, cuando me ves? . Qué ves - Divididos
A pocos días del
fallecimiento del astro argentino, Diego Armando Maradona, y todo lo que ello
representa para el pueblo argentino, intentare analizar, aunque seguramente me
falten tocar muchos aspectos, lo que nos deja su obra futbolística, su magia y
su arte dentro de la cancha. En su vida privada no me enfocare, ya que excede
mi capacidad de análisis, por lo cual, el artículo se dividirá en tratar de
entender quién fue Diego Maradona, porque despierta tantas pasiones, y me
detendré en tres momentos de su vida futbolística, visualizando tres mundiales
diferentes y dentro de los mismos un partido en particular. A partir de allí, como
propuesta de análisis, describir tres enseñanzas que, desde mi punto de vista,
se pueden extraer de aquí al futuro. Sin lugar a dudas, no es fácil mezclar los
sentimientos y la racionalidad, pero aquellas cuestiones difíciles de conjugar
hacen trabajar a nuestra cabeza, invitando a pensar desde distintos ángulos, y
potenciando el aprendizaje para tratar de ser mejores que ayer.
Diego, el
ser humano. ¿Quién
fue Diego Armando Maradona? Que pregunta. Seguramente no me acerque ni un poco
a contestarla. Sin embargo, escuche una definición que me pareció muy
interesante de Santiago Kovadloff, diciendo que el error se centra en “idealizarlo
o demonizarlo”, olvidando que es un ser humano, en el cual existen
contradicciones, como en cualquier persona que se analice. De esta forma,
Maradona fue sin lugar a dudas el mejor en este deporte, teniendo una
sensibilidad en los pies y un talento innegable, sumado a que su personalidad y
la cinta de capitán iban de la mano. Era el combo perfecto que cualquier
argentino tenía ante sus ojos. Y además, se le ocurrió hacerle dos goles a
Inglaterra en cuartos de final, con todo lo que este partido llevaba implícito
por el contexto histórico que ambos países habían vivido, y llevar de la mano,
o de “sus pies”, a la selección a su segunda copa del mundo.
Diego, la
leyenda. México 1986.
Particularmente, en mi caso, todavía no estaba en este mundo. Sin embargo, en
estos días me puse a pensar lo que debe haber sido para alguien ver ese partido
en vivo, ni me imagino estar en el “Azteca” esa tarde soleada. Un éxtasis
total, por el rival, el contexto y lo que hizo en la cancha esa tarde. Un
amigo me dijo, recordando el gol a los ingleses, “Que locura lo que hizo este
muchacho”, lo cual me quedo dando vueltas en la cabeza y, es verdad, más allá
del gol con la mano, que también se recuerda, el camino hacia la gloria,
arrancando desde detrás de mitad de cancha y con la magia de los distintos,
sabiendo que nadie lo iba a parar, lo cual se transforma automáticamente en
talento en su estado más puro. Todos los caminos se encontraron ese día,
transformando un gran jugador en un mito viviente. Después vino la copa. ¿Qué
reflexión extraigo de esa tarde y ese mundial? El talento al servicio del
equipo. Un estratega como Bilardo, que practicaba hasta como debían
festejarse los goles, y un equipo que sabía que debía trabajar para que la
pelota llegue al diez, sumado a la magia del artista argentino, fueron el combo
para el éxito. Qué bueno sería, pensando como sociedad, poner el talento de
todos y cada uno de nosotros y trabajar en equipo, olvidando las peleas y los
rencores, y sacando lo mejor que cada argentino tiene, rentabilizando dicho
talento en busca del bien común.
Diego, el
capitán. Italia 1990.
Octavos de final, nada más y nada menos que el rival era Brasil. Tampoco estaba
en este mundo, pero sí viniendo. Brasil era claro dominador del encuentro, y
las pelotas en los palos se multiplicaban. Mantener el empate era un milagro. Y
otra vez, cuando la adversidad decía presente, el capitán “tomaba la lanza” y
se hacía cargo de la situación. En ese momento, acumulo rivales y le cedió la
pelota a Caniggia, quien, eludiendo al arquero, marcó el único gol del
encuentro, que le terminaría otorgando el triunfo a nuestro seleccionado.
Argentina, dejaba afuera al rival de toda la vida, y, otra vez, gracias a una
genialidad del diez. También se recuerda el himno en el “San Paolo” y el
tobillo de Maradona, que parecía la pelota que el solía acariciar con su inexplicable
talento. La Copa del Mundo no se pudo dar, sin embargo, Maradona otra vez dijo
presente siendo la bandera de ese equipo, al cual no le sobraba nada, incluso
siendo superado por muchos rivales, pero que sabía que tenía un plus dentro de
la cancha. En este sentido, me imagino a los “palos” de ese partido con Brasil
como aquellas oportunidades que la suerte nos da, aquellos vientos de cola como
la suba del precio de los commodities que vendemos u oportunidades de aperturas
hacia nuevos mercados. Esta en nosotros aprovechar dichas circunstancias o no
hacerlo, sin embargo, la historia nos exige que tomemos la pelota y nos hagamos
cargo de la situación, como aquella tarde lo hizo el capitán.
Diego, y un triste final. Estados Unidos 1994. Un equipo superpoderoso, que mezclaba talento, experiencia y juventud. Tenía todos los condimentos para hacer realidad la tercera copa del mundo. En ese partido contra Nigeria, La foto de Diego y la enfermera. Ahora sí, con 4 años, y llorando desconsolado al ver esa imagen. No sé si entendía mucho que representaba un mundial, ni quienes estaban jugando, pero sentía que algo andaba mal. Y era la despedida de Maradona, un final que merecía ser levantando la copa del mundo, pero que lamentablemente fue otro. La selección no soporto este cimbronazo, quedando eliminada. Muchas veces no se trata de merecimientos, sino que todos los factores confluyan para lograr el objetivo, como sí sucedió en México 1986. Teníamos todo para salir campeones, incluso más, sin embargo, nos volvimos antes. Nuestro país tiene todo para ser potencia, lo que necesita son cambios estructurales, marcar un sendero que potencie el ahorro y la inversión, la generación de empleo genuino y la igualdad de oportunidades para toda la población, motorizando la educación y una agenda que contemple los desafíos de las nuevas tecnologías en el mundo, entre otras cuestiones. Tenemos talento, ¿construimos en equipo?. Tenemos y tendremos oportunidades ¿Sabremos aprovecharlas?.
Hasta siempre
Diego, un ser humano argentino que se convierte en una leyenda mundial.
Imágenes:
3)
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3 comentarios:
No soy fanática del fútbol y tampoco lo entiendo . Pero nunca me he perdido un mundial . Tengo casi la misma edad que Diego Maradona y puedo decir que con él se cerró una etapa de mi vida , quizás de todos y todas las argentinas . Este artículo de Hugo Freyre dice todo lo que yo no sé ni supe explicar ....por qué Maradona es un ídolo?....pero con un mensaje muy particular para todas y todos :
"La historia nos exige que tomemos la pelota y nos hagamos cargo de la situación , como aquella tarde lo hizo el capitán " .
Felicitaciones
Me parece que este artículo explica con claridad y racionalidad qué debemos ver cuándo pensamos o hablamos de Diego Armando Maradona; pero quiero destacar el oportuno mensaje y la propuesta de análisis válida que el autor de este artículo nos deja ver cómo enseñanza para los argentinos y argentinas:
Diego ser humano como vos, como yo; Diego verlo - en los que llevamos de
historia futbolera- como el ídolo único, grande e inigualable con "su magia y su arte dentro de la cancha".
Quiera Dios que estás dos dolorosas realidades que vive nuestro país- la pandemia y el adiós de Diego- nos haga comprender que lo único que nos puede salvar de permanecer en este caos, es la UNIÓN DE LOS ARGENTINOS Y ARGENTINAS, para ganar el partido con la victoria de una ARGENTINA LIBRE, JUSTA Y SOBERANA.
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