Por Hugo
Freyre.
Hoy
arrancamos el artículo al ritmo de Mala Fama y la Delio Valdez. Vamos a hablar
un poco sobre como, justamente, la Mala Fama que muchas veces condiciona a la
economía argentina te complica la situación económica y social del país. Existen
frases conocidas y que se repiten como “hazte la fama y échate a dormir”. En
tiempos donde se inicia una nueva negociación con el Fondo Monetario
Internacional, se empieza a discutir sobre la necesidad de un programa
económico y el consenso de los sectores moderados, que por un lado, logren los acuerdos
en ciertos puntos para sacar esto adelante, y desde el punto de vista económico
específicamente, atenuar el desorden macroeconómico al cual nos enfrentamos hoy
en día. A lo largo de la historia, la moneda se destruyó varias veces, por lo
cual, será uno de los temas de este artículo, ya que al desconfiar en el peso
como reserva de valor, el argentino promedio, cuando tiene unos ahorros recurre
al dólar como refugio (esto como una generalidad, ya que existen otros
instrumentos en los cuales se puede ahorrar), y en cierto sentido fue uno de
los condicionantes por los cuales el Central tuvo que implementar “el
torniquete” a la demanda. Por último, como hacemos para salir de esta “mala
fama”, tanto interna como externa, y construir expectativas creíbles de aquí
hacia el futuro, que nos proyecten como aquella nación que supimos ser, aquel
granero del mundo que contaba con unos de los mayores PBI per cápita del mundo,
y que nos da la posibilidad, de que sí hacemos las cosas bien, revertir esta
situación para exportar valor agregado, tanto en alimentos como en la industria
del conocimiento, por poner algunos sectores como ejemplos.
No sos vos, soy yo. Le dijo el peso al dolár. Cuando te dicen eso, en una relación, sabes que algo malo se viene, o por lo menos, es tiempo de parar la pelota y hablar. En términos de las finanzas del país, esa política fiscal que venía tratando de acomodarse y equilibrarse entre ingresos y gastos, te comiste un “doble tackle” de frente que fue la pandemia. Esto te pego, por un lado, en el tema de los ingresos, ya que la cuarentena te obligo a parar la actividad económica, y por el lado de los gastos, aumentar la asistencia del Estado y financiarlo vía emisión monetaria. En este esquema donde venías tratando de sacar la cabeza de abajo del agua, otra vez te hundiste. Si no te rescata el Fondo, te rescata la maquinita. Pero como nada es gratis en esta vida, la coyuntura te plantea una inflación latente con precios cuidados, tarifas que empiezan a moverse, las naftas que ya comenzaron y otros precios de la economía que venían “pisados”. No es que emitís y eso no genera inflación, sino que por la particularidad que atravesamos, donde hay una demanda por la liquidez por la situación excepcional de nos plantea el virus, todavía este salto no se refleja en precios. Por el lado de la política monetaria, el exceso de pesos emitidos empuja a la divisa estadounidense y esto se refleja en el mercado paralelo, donde se juega el partido de la oferta y la demanda de dólares, con un tipo de cambio oficial que permanece dando pequeños saltos. El hecho fundamental es que creo que la política económica debe anticiparse a los sucesos, es decir, en el caso que suceda una devaluación, debe evitarse que sea desordenada, ya que el traslado a precios puede pegarle en forma muy directa a los sectores de menores ingresos, quienes tienen una gran propensión marginal al consumo, en otras palabras, verán como los pesos que tienen no son suficientes para adquirir la canasta de alimentos que con anterioridad podían comprar.
Esa verde necesidad para el desarrollo. El dólar paso a ser, en materia cambiaria, una necesidad imperiosa para las arcas del Banco Central, en pos de impulsar el desarrollo de la economía argentina, es decir, es el “combustible” que precisa el motor de la economía para funcionar. Detengámonos, a pensar, por ejemplo en aquellas máquinas o insumos que se importan y son necesarios para la industria nacional. Pues bien, sin dólares en las reservas, se ve comprometido el futuro crecimiento de la economía. Más allá de pensar la divisa estadounidense como medio de ahorro, ya que históricamente el argentino la utilizo como reserva de valor, dicha moneda es el “flujo sanguíneo” del desarrollo. Sin embargo, existe una gran cantidad de dólares en la economía en manos de los privados, quienes, si se dieran las condiciones nuevamente para volver a confiar, se estimularán los incentivos correctos y se marcara un sendero de encarar las reformas estructurales de fondo, podrían volcarlos en la economía real. En este sentido, es vital reestablecer la confianza, esa palabra que parece repetirse una y otra vez y que también parece ser realmente necesaria en un contexto de incertidumbre tanto nacional como mundial, atravesados por el virus y una reactivación que no debe quedarse solamente en un rebote técnico, sino que, por el contrario, tiene que encontrar un sendero sostenido en el tiempo. Para este punto es vital estimular la oferta de dólares, dando un giro sustancial en el cambio de expectativas, a través de un programa o un acuerdo del arco político de mantener ciertas reglas de juego y cumplirlo por un tiempo.
¿Se puede dar un giro?. La mala fama te condiciona pero no es tu destino. Yo creo que por supuesto que sí, esto se puede levantar. Sin embargo, no será fácil. Es vital dar señales en este sentido, ya que el tiempo es un recurso que no se puede desperdiciar, ya que ante cada política incorrecta que se toma o que no genera los efectos deseados, el número de la pobreza aumenta. Lo primero es reconocer el problema al cual se enfrenta la coyuntura, y dada la magnitud, encararlo con todas las herramientas, ideas y puntos de vistas posibles pero sin perder la coordinación. La hora de tomar medidas aisladas o de corto plazo tiene que darle paso a los cambios profundos, ya que la sociedad necesita ver un horizonte para actuar en consonancia con los esfuerzos que se le piden. Obviamente que se puede salir, y vamos a salir. Se puede exportar mucho más, se puede mejorar las condiciones de vida de las personas. Para todo esto, aspectos como la integralidad, la coherencia, el consenso, el debate sincero y entender que no hay líderes mesiánicos ni doctrinas a las cuales atarse, sino que por el contrario, a través de las distintas fuerzas y puntos de vistas, ir al futuro para prepararse para el mundo que se nos viene, y por otro lado, ir al pasado no para echar culpas en cuanto a si la crisis se produjo en tu gobierno o en el mío, sino que tratar de capitalizar los errores para no volver a repetirlos. Por último, el tiempo que nos ocupa, el presente, nos invita a construir puentes que sean verdaderos y no más muros, que las ideas distintas construyan y no destruyan, y que los acuerdos que se logran se mantengan y se cumplan. Ganarse la buena fama esta a una decisión de distancia ¿Podremos ganarla?.
Imágenes:
https://www.google.com/search?q=construir+puentes+&tbm=isch&ved=2ahUKEwis5Ky2-8_sAhVoJrkGHSoXCNQQ2-cCegQIABAA&oq=construir+puentes+&gs_lcp=CgNpbWcQAzICCAAyAggAMgQIABAeMgQIABAeMgYIABAFEB4yBggAEAUQHjIGCAAQBRAeMgQIABAYMgQIABAYMgQIABAYOgYIABAIEB5QlZsBWJukAWCAqAFoAHAAeACAAawBiAH1BpIBAzQuNJgBAKABAaoBC2d3cy13aXotaW1nwAEB&sclient=img&ei=AI2VX6zkN-jM5OUPqq6goA0&bih=657&biw=1366&rlz=1C1GCEA_enAR920AR920#imgrc=9JC2_gpe66uimM
1 comentarios:
Una descripción certera de lo que nos ocurre . Con lenguaje claro y preciso y con imágenes representativas muy acertadas . Pero lo más importante es el mensaje que prevalece en el final , ese que nos llama a mirar el pasado para no repetir , el que nos dice que no existen salvadores mesiánicos ni doctrinas que nos sacarán de la crisis. Es hora de mirar hacia el futuro , de proyectarnos con clara conciencia de los poderes dominantes , de los medios inescrupulosos ( todos) y de los hombres y mujeres siempre ávidos de poder y riqueza . Felicitaciones
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