por Hugo Freyre
“Que la gente de River crea, porque tiene con que creer en
este equipo” Marcelo Gallardo
Tienen que creer.
Después de perder en el Monumental por la mínima contra el Gremio y teniendo
que viajar a Brasil para jugar la vuelta de las semifinales de la Libertadores,
el muñeco Gallardo le pidió a la gente que crea. Una cruzada muy difícil de
lograr, para luego disfrutar de la épica final en el Bernabeu. En medio de la
crisis, la cabeza del “River Campeón”, el comandante del barco, les mando un
mensaje a sus jugadores. Dotarlos de confianza fue el primer paso para la
hazaña.
Que loco que esta. Luego
del penal del Pity Martinez, el millonario logró la tan ansiada clasificación a
la final soñada contra el eterno rival. Un poco de locura para el final del
partido y para la historia que se comenzaba a transitar. En este esquema, los
intérpretes asimilaron bien el pedido de su técnico, no bajaron los brazos a
pesar de ir 0-2 en la serie a pocos minutos del final y terminaron festejando
en tierras brasileras. Con un contexto totalmente adverso, no son muchos los
que logran sobreponerse, por lo cual el mérito es doble. El mensaje estaba
claro, el apoyo no caería hasta que termine el partido y la confianza hasta el
final como sostén de dicho esquema.
Cambio el contexto
internacional, ¿hay que volver a creer?. Con la FED que promete tener una
política más tranquila en lo concerniente a la suba de tasas de EEUU, lo cual
permite que los capitales se queden en nuestro país así como en todo el mundo
emergente, lo que demuestra que la renta variable alcance máximos históricos en
sintonía con el contexto mundial, así como también la baja del riesgo país, lo
cual permite vislumbrar un panorama más alentador en cuanto a la posibilidad de
“rollear” la deuda, son señales que reflejan centros que el mundo nos tira para
que nosotros, o los hacedores de política económica mejor dicho, los metan
dentro del arco. La pregunta es si alguna vez podremos creer en el peso como
moneda, ya que una de sus características (reserva de valor) se ve fuertemente
golpeada cuando pasa una crisis como la que tuvimos. En este esquema, “la gente
que ya se quemó con leche, ve una vaca y corre”, y en este sentido, “la gente
que ya se comió una devaluación teniendo los sus ahorros en pesos, ve un peso
justamente y corre”. Claramente, corre a venderlos, ya que la confianza es
fundamental a la hora de ahorrar en una moneda. En este punto, la demanda de
dinero constituye un factor primordial, una señal clave que el BCRA debe
monitorear constantemente, ya que cumple ciclos estacionales en los cuales es
necesario hacer política monetaria para que no se desplome.
Actualmente estamos
muy expuestos al contexto internacional, por ello, cualquier viento a favor que
nos llegue nos impulsa a estar un poco mejor.
No hay que hacer
locuras. La última crisis nos enseñó, o espero que nos haya enseñado, que
la confianza se construye como un castillo de naipes, en el cual cada carta se
va acomodando y si una de ellas se cae, el mismo se derrumba. En este contexto,
la conferencia del 28 D en el cual se cambiaron las metas de inflación, cuando
el ancla cambiaria justamente era ese número esperado, fue la primer carta que
empezó a tumbar un castillo que venía construyéndose. Un castillo en el cual,
el Banco Central venía domando la inflación con un sendero bajista de la tasa
de interés. Cuando sobrevino la devaluación y la crisis consiguiente, hubo que
volver a poner la tasa en niveles estratosféricos. Es por esto, que en este
contexto, con un dólar calmo por ahora, no hay que hacer locuras en términos
monetarios. El ancla actualmente es el control de la base monetaria, ya que el
fenómeno inflacionario se entiende explicado por el exceso de dinero en el
mercado, con lo cual es menester regular la emisión monetaria. El Banco Central
viene haciendo un trabajo sumamente prolijo, bajando la tasa de interés y a la
vez intentando que la demanda no se vuelque al billete verde, sumado al hecho
de salir a intervenir en el mercado cambiario a través de compras de la divisa
estadounidense para que la misma se mantenga dentro de los márgenes de
flotación cambiaria. En un año eleccionario, el Banco Central debe cuidar su
independencia, haciendo política monetaria exenta de intenciones de
reactivación urgentes, o en otras palabras, con paciencia y respetando los
tiempos del mercado. Para que el país se reactive es menester una tasa más
baja, sin embargo, todo a su debido tiempo, es decir, siguiendo de cerca el
contexto internacional y nacional. No sea cuestión que por “un shock de
reactivación” nos agarre un “gradualismo de crisis”. A su vez, el ritmo de
expansión monetaria debe ser seguido en base a las metas establecidas.
Con un arranque del
2019 a pura orquesta, con todos los mercados jugando a los toques, con una
fiesta en la renta variable y un riesgo país a la baja, hay que aprovechar para
hacer las correcciones necesarias y dejarlo al BCRA actuar con prudencia en pos
de domar el flagelo de la inflación. Solo así se le podrá pedir a la gente que
vuelva a creer, todas aquellas personas que no se desaniman y vuelven otra vez
a pelearla después de una nueva crisis.
Imágenes:
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